Évidemment

Esas cosas que en teoría no hay que decir porque deberían ser parte de cada día... Pero que frecuentemente tengo que recordarme... No sé por qué, es por mí misma, asumo que es en parte como cultura general, en parte para usar como argumento cuando me convenga, en parte porque me resulta interesante... No sé, palabra.

El hecho de que alguien sea de pocos recursos, o que haya tenido menos oportunidades para aprender no quiere decir que sea menos inteligente o capaz que aquellos que sí han tenido esas posibilidades. De hecho, a la hora de las horas, suele triunfar aquel al que le ha costado de verdad llegar hasta adonde está. Confieso este como uno de mis pecados, menospreciar las cosas que tengo porque no me ha costado conseguirlas.

Siempre que se ve a una persona en alguna actitud hostil, en vez de ponerse a la defensiva uno también, debería ponerse en el lugar de la persona. La gente rara vez es infeliz por elección... Y estoy casi convencida de que cuando de hecho se da por elección es por un asunto inconsciente o porque esa condición le trae felicidad, pero al final del día todos estamos buscando lo mismo. Y antes de juzgar la actitud de quien sea, se debe tomar en cuenta que es lo más probable que nosotros también hayamos estado ahí, pero nadie tiene por qué comprender a nadie. Lo más cerca que podemos estar de merecer ser comprendidos, es comprender... Y de pronto esto parece la oración de San Francisco... Pero bueno, el caso es que casi siempre pienso eso.

Cuando veo a una persona infeliz procuro pensar que no es así porque así lo haya querido, que nada más se dieron las cosas para que llegara a ese punto, y que igual que nosotros sentimos que la gente debería comprendernos, esa infelicidad merece ser comprendida, y combatida, hasta donde sea posible. Mea culpa, otra vez. En este caso mi crimen es precisamente ser demasiado suave ante quien se me presenta con esa infelicidad, casi lo tomo como una causa propia... O era mi pecado, por lo menos. Creo que llegué a cansarme. Ya quité de mi cabeza el rótulo de "Albergue de Desahuciados". Ya nada más tomo los casos más extremos.



¿Una prostituta? ¿Un ladrón? Si ustedes se murieran de hambre, lo harían y lo harían mil veces. Y yo también. Lo que sea. Si a mí me amenazaran con que si no hago "x" cosa le hacen algo a mi familia, de una vez cuéntenme como ladrona, kamikaze, prostituta, terrorista, corrupta, asesina, lo que quieran.

No toda la gente relativamente acomodada ha tenido una vida simple. Ya lo he mencionado antes, pero me pareció que fue más allá de imperdonable. Tener comodidades, plata, en términos sencillos (¿para qué el eufemismo?), no implica ser feliz. Ni cerca. No tiene nada que ver. De ser infeliz, podría tener 1.000 millones de dólares más que eso no me acercaría ni un brinco de pulga a ser verdaderamente feliz. De hecho admiro a la gente que puede llevar una vida simple...

Porque recordando mi trabajo de la libertad para Fray Víctor... Se les llama "ataduras" a las relaciones con otras personas. No es libre el casado, ni el que tiene hijos, ni el que tiene padres. Es libre el que pasa la vida solo, de relación en relación con muuuuchas cosas materiales. Ah, qué bruto, ese sí es feliz...

Y no. Atarse es necesitar la computadora, el iPod, los lentes, la cámara, el celular, el televisor, el DVD, el carro... Eso es atarse... Las personas más bien nos acercan a esa cuota de calor, de humanidad que se necesita para estar por lo menos cerca de sentirse feliz, pleno y libre...

Mi punto de hace unos párrafos era: Admiro TAN PROFUNDAMENTE a quien es capaz de pasar un día sin usar ninguno de los aparatos que mencioné... A quien puede pasar días sin ver el reloj... Y no es que la mayoría no quisiera... Yo sé que a veces es necesario...

...Pero también estoy segura de que siempre existen esos momentos que uno pudiera dedicar a uno mismo, a la felicidad interna (la que importa), a esa libertad de las cosas, y que dedica a cualquier otra cosa...

Yo sigo debatiendo conmigo misma si este blog es un medio para liberarme o es más bien lo que me ata.

Como sea, entrada anti-prejuicios... De esas santas iluminaciones que me agarran.

Una noche apaguen la luz del cuarto y nada más quédense en la cama "viendo qué ven", qué oyen... No a la hora de dormir, boo-hoo, así no tiene gracia. Una noche saquen ese momento. ¿Tienen una ventana que no dé a un poste de luz? Tanto mejor... Absorban la noche... La oscuridad... Disfrútenlo, disfrútense... El asunto aquí es que sólo hay una vida... Y me quedan TANTAS cosas por hacer, por decir

1 comentarios:

Carla dijo...

Tanto tiempo y todavía no sabés de mis dobles intenciones. El escribirlo y publicarlo claramente tenía una segunda intención...

... Ya veré yo cómo me las arreglo con mi única vida, que estoy tratando de vivir lo mejor posible.

Y wow, tenías razón con tu correo.