Maletas

La resaca de haberme acostado a las tres es tremenda. Nunca antes había fallado para levantarme a las 6:30 porque todo el mundo hace ruido y mueven todo lo que haya en mi cuarto. Hoy me desperté, vi alrededor, pero antes de terminar de abarcar mi cuarto con los ojos, ya había caído de nuevo. A las 7:30 llegó mi abuelito a ver qué era de mi cadáver y me desperté con un sobresalto tan grande que no se me ha normalizado la arritmia.

Estoy sentada y bostezo, estiro la columna, pienso en él (por favor, es de mañana y al estar casi en coma no puedo correr para escapar a esos pensamientos), y sencillamente, con los párpados caídos y las manos lerdas sobre el teclado... Y ahora presiento que la cara lerda sobre el teclado y luego en el suelo.

Me quiero guardar en una de mis maletas y perderme en un aeropuerto porque no soy tan valiente como parezco y la pólvora no es mi método preferido para arreglar los conflictos...

¿Para qué escribo? Dormida no debería escribir.

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