Como ya le había comentado a varios, mi compu ya me había anunciado que ocupaba cartarsis... jeje... Y bueno, borré con toda la sangre fría del caso el 90% de mis escritos de noveno a acá. Borré poemas, cartas, cuentos, un archivo de 52 páginas, amago de adivinen qué... Y me encontré este, que siempre me ha parecido comiquísimo. Como podrán suponer, también va para la cazuela, pero no antes de que lo puedan haber visto.
Lo curioso del asunto es lo dulcito (dulcete) que es, y que, contrario a lo que se podría pensar, lo escribí dolorosamente soltera... Después me cayó como anillo al dedo, pero en el momento de escribirlo era pura y simple paja. (Pero paja clarividente, jaja)
Helo aquí:
"Y así fue que no volví a escribir. No paré de hacerlo porque se me hubieran agotado las ideas. Al contrario, mi cabeza estaba más llena de ideas y palabras que nunca. Mirá: Dejé de escribir porque todos aquellos pedazos pedacitos y pedacitos de mí siempre se quedaban reservados para mis noches –o más bien para mis insomnios- sola. Salían de la oscuridad sólo para aquellos momentos en los que quería sonrojarme y pensar en vos a falta de tenerte.
Supongo que el asunto también venía de que no sabía cuánto ibas a durar en mi vida, qué iba a pasar al final. Prefería documentar y archivar mis alegrías que disfrutarlas en su momento. Así, para cuando las alegrías se hubieran acabado y de vos no me quedara más que la espina, las iba a sacar… para vivirlas por primera vez.
No te voy a negar que varias veces me perdiera al perderte. Esos buenos momentos fueron mi único consuelo por minutos que se tropezaban en mí y me veía cubierta de momentos pretéritos, mientras que mi presente fluía a mi lado, un hilillo de vida que no quería retomar sola.
La niebla era mi mundo. En esos momentos escribía lo que no podía sentir, para, leyéndolo y releyéndolo, poder llegar a creer que era mi verdad. Sonreía cuando estaba triste. Mis eventuales lágrimas eran de pura soledad. Si querés saberlo, pues sí, escribía sobre vos para sentirte menos lejos.
Al final, no sé todavía cómo te acercaste, qué hice para lograrlo, pero ahora que te tengo aquí, es cuando te cuento esta historia: es por vos que dejé de escribir. No te sintás culpable. Sabés que ni siquiera escribía bien. Es hasta ahora que no te voy a dejar ir, ni vos a mí que estoy abrazando mi vida, te abrazo a vos.
Y así fue que no volví a escribir. No es que paré de hacerlo, pero ya no vas a encontrar mis poemas en papel. Es que ahora mi inspiración son tus besos y mi tinta son los míos.
Si no te convenzo, y querés buscar mi último romance: Andá ve tu boca, ahí está impresa toda mi ternura, versado todo mi amor… Y con rima perfecta, así como vos y yo."
Oh, Gosh... ¿De verdad lo publiqué?
Sí, sí, yo sé... Demasiada miel, demasiado de todo, pero ya que se va a ir de mi disco duro, que quede para la posteridad en algún lugar... Extraño esa etapa adorablemente adolescente de mí...
Así fue que no volví a escribir...
Publicadas por Carla a la/s 7:33 a. m. Etiquetas: (Des)Amor, Happy, Pequeños Monstruitos, Vida en General
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2 comentarios:
wow, desde joven escribía bien,
Vieras cuánto... O sea, fue un reverendo OUCH, pero creo que un amigo mío tiene la versión original, de todas formas, ¿no?
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