¿Cómo Estás?

Hay preguntas que uno nada más no puede contestar sinceramente, preguntas que a ratos me enferman por no poder decir lo que quisiera decir.

Pues, no demasiado bien. Vieras que creo que me estoy resfriando, a lo que se le suma el miedo que me da este dolor en la cadera con los antecedentes de mi familia. Además de vez en cuando me da migraña, pero eso ya no es algo para extrañarse... Por dicha no tomo ni fumo, ni nada de eso, porque si no en la de menos se pondría peor. ¿Vos?

Mal, pésimo. Creo que me voy a ir a tirar de un puente porque ya no puedo con esta vida. Estoy harta... ¿De casualidad no andarás una bala?

Excelente. Vengo saliendo del motel. ¿Vos?

Estaba mejor antes de verte, pero bueno, ningún día es perfecto. Voy a hacer como que me interesa qué ha sido de vos.

Un poco estresada, qué decirte. Tengo que leerme miles de páginas sobre los códices y todo lo que tenga que ver con el papel para mañana, que además no se me puede olvidar que tengo que llegar temprano porque tengo una charla de no sé qué. Tengo que programar para arriba y para abajo y me computadora está en huelga (después de morderme entró en huelga), tengo quiz de la segunda declinación del latín, tareita para el seminario, aparte de que tengo que estudiar toooodo lo que he dejado pendiente para cálculo y para variar tengo tarea de discretas, sumémosle la carguita que es el francés y que tengo que ordenar mi cuarto, sin tomar en cuenta mi tarea de historia. Mirá, te preguntaría cómo te va, pero ando en un apuro, luego te cuento qué más tengo que hacer. ¡Ah, y se me olvidaba la poética de Boileau!

Bien... Pero hagamos un trato. Ni siquiera intentés decirme qué ha sido de tu pobre y miserable vida, porque no estoy de humor como para pretender que no me encantaría que se acabara.

Ah... Qué carajos... Convenciones sociales....

Bien, ¿y vos?