El Ramalazo Espiritual Del Día

Hay ruidos que molestan y ruidos intolerables. La diferencia a veces es mínima, pero en mi clase de francés, no sé por qué, todos los ruidos se hacen intolerables. Estoy sentada entre la ventana y la gran pelota de gente por la que ni puedo cruzar las piernas, además de que por la ventana no entra aire.

Detecté un Objeto Ruidoso No Identificado a mi izquierda, y me volví buscándolo y seguía sin encontrarlo. Comencé a descartar iPods, celulares, aparatos, aparatitos y aparatejos. Luego lo encontré.

Era una avispita chocando contra la ventana... Tratando de salir... Follement...

Y vino a mí el ramalazo espiritual del día: Que a pesar del calor, a pesar de la cara de todos y de la profe, debí haber sacado a la avispita hasta donde pudiera volar, y si no volar, por lo menos morir con dignidad, y no chocando contra una ventana intentando llegar a algún lugar que le resultaba imposible por las circunstancias.

Mi culpa loca de las cosas que no puedo evitar. *Bzzzz bzzz bzz bz* Está bien. No me insistan. A penas termine la clase me la voy a llevar envuelta en el Arte Poética de Borges (que andaba rodando por mi bulto) y le voy a dejar por las gradas. Me volví para seguir con mi pluscuamperfecto -pluscuamperfecto, suena a prótesis dental-, y 30 segundos después, cuando me volteé otra vez para encontrar a quien pronto iba a ser el objeto de mi rescate, lo que encontré fue una bolita que no se movía adonde había estado mi protegée.

Y ahí de verdad entró el ariete. Ningua vida es tan insignificante como para otorgarme a mí misma el derecho de acabarla. Supongo que eso está detrás del hecho de tener un palo de bambú detrás de la puerta de mi cuarto para espantar a las arañas sin matarlas.

Qué culpa, pero qué culpa. Se moría, y sabía que se moría, y por lo que pensarían de mí no hice nada.

"Era dispensable", me dirán. "Hay demasiadas abejas en el mundo". "No era una abeja", les diría yo. "No me importa" (ya los oigo diciéndolo)... Pero a mí no deja de parecerme que hay demasiadas personas.

"Pero no es lo mismo." Me contestarían. Y ya saben mi pregunta: "¿Por qué?"

Me dirían que es un bicho despreciable (¡pero la gente también!), que nada más hace daño (¡pero la gente más!), que en la de menos me podía atacar (¿acaso la gente no?) Así que no se molesten. A partir de ahí no oiría nada de lo que me dijeran.

4 comentarios:

Murci dijo...

hey no hay demasiados d ninguna specie ... y tiene toda la razón d lo q dice.

Carla dijo...

Hmmm... De hecho que sí puede haber demasiados de una especie... Incluso se sabe científicamente cuando rompen el equilibrio y pueden alterar permanentemente el ecosistema si no se controlan. No había quién controlara a los humanos, así que no dañamos sólo un ecosistema. Dañamos la biósfera entera. Sobramos.

A. Amador dijo...

Xq siempre tengo que ser el polémico? Aghhhh noooo!!! Pero un insecto... no razona, no piensa, no nada. Siente, bueno sí. Sí siente.

Pero todavía un animal: un pájaro, un lagarto, un mamífero (preferiblemente el mamífero) ahi si vale la pena salvarlo. Llevarle comida al perrillo aquel que siempre está en la calle, etc... pero una abeja. Sorry pero para mí es demasiado intrascendental.

Carla dijo...

... Por lo menos no dañan. Se hace más por salvar a gente que sólo perjudica.

Si Mario comenta va a decir tooodo lo que siempre dice sobre los animales y yo, pero bueno... Por eso fue un ramalazo espiritual y no uno racional, ¿no?