Hoy he andado en shuffle todo el día, igual que mi iPod, que por dicha en 13000 canciones decidió portarse decentemente bien. Hoy en la mañana llegué apenas viva a clases. No hablé en todo el camino. Supongo que eran las ganas de decir que por favor, por favor, por favor me perdonara, que todo fue innecesario, que fue un arrebato de los míos y que nunca quise decirle lo que dije. Asumo toda la culpa aunque me sienta arrastrándome como gusano, más baja que la más baja de las abejas.
Luego me levanté el ánimo yo sola. Es un hecho que en este mundo paria si uno no se levanta su propio ánimo lo más que harán los que vengan detrás será pasarle por encima, además de que el problema no tenía (ni tiene hasta la fecha) solución, así que preocuparme hubiera sido lo mismo de inútil que inflar globos, quemar hormigas, nadar en un río.
Además, amigos míos, el mundo es nada más un escenario muy grande, y una cabeza baja no merecer estar identificada en el elenco. Así en la vida real como en el teatro uno canta con la frente en alto, de cara a las luces. Uno canta para el balcón.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentarios:
Oh ... cm 1 abja ... q mal
Publicar un comentario