No queda duda de que, en la sociedad, la Nueva Década es un mal necesario. Se tienen ese localito mugroso del que uno sale con las manos como si las usara para caminar en la calle. Los bombillos ni alumbran, y uno se tiene que manejar a puro olfato de lector para encontrar lo que busca. El piso de madera chilla... Y como para la gente los libros no son el bien más preciado, pues resulta que ahí aparecen libros que posiblemente no se han vendido desde los sesentas.
Ahora, todo eso sería tolerable si no fuera porque los pedazos de libro que quedan (peor que de segunda mano) los venden como códices iluminados con oro. Es prácticamente un asalto a mano armada. Todo por el costo de oportunidad, por tener esos libros que nadie más tiene, se dan el lujo de vender un tomo de la Historia de la Literatura Hispanoamericana que ni siquiera yo estaría dispuesta a pagar (y sobra mencionar que no compraría el segundo tomo).
Son unos terroristas de la literatura, y para mí hoy ya fue el acabose de los libros caros, ya los precios para el vicio me están resultando prohibitivos. De hoy en ocho, pobreza en mano, me iré a recorrer San José buscando libros baratos.
Síiii, ya sé en qué ciudad de latinoamérica los libros son súper baratos... Pero adiviná cuántos me compro aquí con lo que gasto yendo... :P
Como sea, dolorosa cortesía de un gentil caballero:
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2 comentarios:
:(( , so sad, Im not gonna think about her :
Jaja suele suceder....es un vicio. Y como vicio debe ser saciado, aunq el bolsillo lo sufra!
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