Apechugar

Las cosas que se han sellado posiblemente deberían quedar así. Remover algunas aguas no es nada sabio. Menos cuando me voy enojando y todo me parece una mentira muy elaborada. No es inteligente intentar atar cabos que se sabe que no calzan, porque lo que resulta es una duda crónica sobre todas las cosas. Ya sé que los cabos no calzan, y que eso debería bastarme...

No, es que no me basta. Si fueran cabos que, calzando, llevan al final apocalíptico que se viene en 5, 4, 3, 2, 1, pues no habría problema, pero son cabos sueltos, sueltísimos de esas cosas que uno no dice cuando no siente.

Y si las dice, a apechugar, y a sentirlas.

1 comentarios:

A. Amador dijo...

Pero que dificil es dejar de intentar atar cabos sueltos. Es un ejercicio hipnótico y enviciante... He estado ahí acaso? Pero los míos, creo que finalmente sí hiciero 5, 4, 3, 2, 1... y ehm... boom?