What A Swell Party This Is!

Creo que me gustaría tener el olfato más fino, algo así como un perro, para no quedarme ahí sentada cada vez que Tigre busca algo que no percibo, o por lo menos para hacerme una idea de qué es lo que no encuentra... Aunque no siempre es bueno tener un olfato agudo, por ejemplo ayer no hubiera sido una buena idea, mientras rompía mi palabra de no sostenerle el pelo a alguien para que vomitara la borrachera.

Pero los perros son algo maravilloso. Lo único es que se podría decir que son hipócritas, hasta cierto punto, como Tigre que nunca me había querido tanto como ahora que lo saco a pasear casi todos los días, y estoy segura de que cuando entre a clases y no lo pasee un día se le va a olvidar el cariño.

De hecho los perros entienden esa división de espacios que son las puertas, saben adónde tienen que entrar y adónde no, y entienden adónde es el límite, y se quedan parados con sólo las dos patas delanteras adentro.

La verdad es que yo nunca había visto a nadie borracho antes, y no imaginé que ese fuera a ser mi setting, la calle sin luz y yo detrás de un muro que olía a vomitada -rancho azul-... De hecho al frente sólo tenían una candela, y cuando se les gastó no hubiera pensado que había gente hasta que comenzaron a pasar carros y vi cuatro piernas muy enroscadas en la oscuridad...

Tipsy... No, not me: The turkey! Unos cuantos equívocos en las palabras, pero nada que no tenga remedio...

1 comentarios:

Oscar dijo...

como es eso, Carla sosteniendo ebrios??????????? , jejeje y yo pensé que era fiestero XD