Doc

Doctor, nada más dígame que no existe. Dígame que yo nada más lo imaginé, que me hicieron falta amigos en la niñez, que fue todo un sueño. Dígame que a la cuenta de diez no va a ser cierto. Nada más dígamelo, dígalo: "No existe".


Ay, Dios... Gracias, gracias... De verdad se lo agradezco. No sabe cuánto me ayudó... Ya con la certeza de que no existe no voy a asustarme si me lo topo frente a frente en una calle.

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