Scar(r)ed

Sí, es cierto. Estoy asustada. Y asustada tal vez sea decir muy poco. Estoy aterrada, horrorizada, paralizada. Y no creo que haya algo que alguien pueda hacer, porque creo que nadie entiende bien qué es lo que me da miedo. Ni yo.

...Aunque sí sé qué no me da miedo.

No me da miedo salir lastimada. Gracias, pero no es eso. Por mí no se preocupen en ese aspecto. Es algo de lo que se sobrevive tanto una como mil veces. Ya lo he superado, y de un corazón roto nadie se muere –en el sentido poético, por supuesto-.

No me da miedo, tampoco, no ser correspondida. Ya me ha pasado, y no es algo tan terrible. Es cómico, por momentos. No es eso lo que me da miedo. No me da miedo querer más o no ser querida del todo. Eso se cura con seguir adelante, aunque pueda resultar difícil.

Una ruptura definitiva no es lo que me asusta, tampoco. Para los adeptos del tarot esa viene siendo la carta de la muerte, la número trece –lindo número-, el cambio radical que más que la muerte de algo viejo significa el inicio de algo nuevo.

Hay gente a la que, más que salir lastimado, le da miedo lastimar. No, no es eso. Confío plenamente en mí, y he llegado a ese punto en el que puedo ver bastante hacia atrás y saber que hice lo correcto. Habré lastimado en el camino, pero no por algo que no me parezca justo. Sí, he tenido mis deslices, ¿quién no los ha tenido? Pero mi dharma está cargado de una manera que espero pueda ver pronto.

No me dan miedo las despedidas temporales, no me da miedo la espera, no me da miedo el qué dirán, no me da miedo el qué dirá, no me importa no ser una sílfide, no me importa no tener un adonis…

Bueno, habiendo leído una lista bastante clara de las cosas que no me dan miedo, ¿alguien podría por favor precisarme un poco de qué estoy aterrada? No necesito demasiada claridad, nada más una idea de por qué después de todo lo que he pasado, llegada la hora de las horas estoy hecha un conejo que van a despellejar…

Explíquenme por qué estoy en el charco de mi sangre sin razón aparente, sin saber de dónde viene.