Día con Arabela

Ver el acontecimiento no es entenderlo. Definitivamente la frase del día. Porque todo el día fue una secuencia de acontecimientos no necesariamente comprendidos. Para comenzar, yo no tenía que ir a la U, pero llegué para llevarme la sorpresa de un aula 16 completamente negra. Primera rareza...
Además, me encontré a unos cuantos muchachos de este semestre de teatro. Como siempre, le anduve haciendo cariño a cuanto perro me encontré, y estaba con la perrita de BA cuando un mae con los ojos rojos (suspicious) se me acercó y dijo: "Cuidado la muerde" "¿Muerde?", le pregunté. "No, le hablaba a la perra."
Por fin entramos y pretendimos ser estudiantes normales que no sabían nada. Yo dije que era de la FEUCR, y que ocupaba irme a las 8, simplemente pretendiendo, claro está. Le dije a Vinicio que eran nada más 5 minutos para recoger una información. "Si sale de esta clase, no vuelve a entrar." En fin, aunque había inventado eso en el último minuto, Oscar (no sé de dónde) sacó una serie de papelitos de la FEUCR que repartió. Nada estaba coordinado, pero se dio. Cuando ya “las cartas se habían abierto”, y todos estábamos ya juntos y comentando todo, me dieron un beso de perro en un cachete. Léase: Me chuparon la cara de la nada.

El Che. "Mae, ¿adónde está?" Nos encontramos en Sociales, y después de unas cuantas vueltas, fuimos a parar por el pretil, donde el tipo de Ciudad Caníbal estaba entrevistando gente por el día de la madre, preguntando travesuras que habíamos hecho pequeños. Terminé contando por la radio a nivel nacional de la vez en la que le clavé un tenedor a mi abuelito en la cabeza. Qué fauna más rara, y bueno, para terminar con lo del día peculiar, y para aquellos que no oyen radio, aclaro que el mae es argentino.

¿Eso es en la calle de la amargura?. Se veían como dos de esas fábulas a colores en un fondo blanco y negro, que ven para todo lado como descubriendo ese mundo raro que no entienden cómo puede existir… algo así como Homero Simpson en la tercera dimensión, jaja… El punto es que pudieron llegar al lugar y terminé almorzando con la gente más inesperada en un día como ese. Para añadirle a lo curioso, el postre estaba muy, muy bueno. ¿Quién diría, en un lugar así?

¡Mae, párelo, párelo! Dios santo, qué mentes… Intentamos parar un taxi. Conseguimos uno debajo de la sombrilla y no aguantó demasiado tiempo callado. Luego se puso hablar como si nunca antes en la vida hubiera podido decir palabra. Hablaba y hablaba y hablaba. Llegamos al cole. Raro tomar un taxi al Saint Francis ahí al frente de la parada del bus de Tibás.

Sancti Patris. Después de escaparnos del guarda (mucho mejor entrar por el otro lado), llegamos a la secretaría, y en cada clase que pasábamos, nos encontrábamos a un profesor que nos comentaba lo grandes que estábamos. Cuando íbamos saliendo de la soda, sonó la campana y estuvimos a punto de salir en carrera abierta… Lindos recuerdos, ¿no? Además, Mariano y Roberto le dijeron a una chiquita que se metiera las faldas y nos pillamos metiéndonos las blusas que llevábamos… Ahh, parte importante, me dijeron que soy buena pintando. Mi gran amor platónico ni nos saludó, se quedó en la puerta de la clase. Nos encontramos a mi profesor de confirma, que se sorprendió de que, a pesar de todas las expectativas, yo no me había ido por el mal camino. Hablamos largo y tendido con Fray Víctor, que me preguntó por mi “ex-amado”… Y “planeamos” un café que podría no darse.

Barrio Pilar. Después de unos relatos sangrientos, llegó el bus, que alegremente se pasó de parada de alguna manera, y cuando me di cuenta, ya era demasiado tarde para devolverme caminando… Fui a dar al centro de San José temblando como conejito. Caminamos unos 25 metros y nos encontramos la parada de Guadalupe. Ah, la gloria, subirme a ese bus y después de todo sentirme camino a casita. Posiblemente muchos no entiendan por qué esto fue tan raro de mi día, pero el hecho es que es la primera vez que voy semi-sola a San José, o que tomo un bus ahí sola.

Disculpen la Molestia. Ya en el bus, llegó mi segundo encuentro en el día con algún hermano de La Argentina. “Buenas tardes, disculpen la molestia. No es mi intención importunarlos, pero…” Bueno, los temas recorrían la guerra, la fertilidad de la tierra, el ambiente, la corrupción, el aborto, y unos cuantos métodos fáciles para purificar el alma, incluyendo una invitación a una colonia que vive en una finca en algún lado, donde se celebran banquetes (con esas exactas palabras), se celebran banquetes, se tienen fiestas y se purifican el cuerpo y el espíritu. Cuando el pibe terminó la charla, un chiquito que siempre veo por la U pasó repartiendo los consabidos papelitos de “Somoz povres y no tenemos plata para pagar la caza ni el estudio de mis ermanos” No sé, asumo que andaba compasiva…
Como gran regalo, el tipo argentino al final nos regaló un panfleto de “India Misteriosa: Pasamanería y Bazar. Mil secretos en un mismo lugar” Leen el tarot, venden accesorios para vudú, candelas, inciensos, y demás asuntos esotéricos… Curioso que queda en una calle por la que siempre paso y nunca lo había visto.

There’s no place like home. Mi abuelita me tenía unos gnocchi deliciosos para la cena. Día raro, pero entretenido, y culminando con una comida rica. Bueno, el día no terminaba ahí.

Mirrormask. Día raro que merece una película rara en un momento raro por un motivo raro. “.·.*(AuXiLiaDoRa)*.·. dice (07:30 p.m.): hmmm... me gusta el mundo raro, pero toda la demás trama de la mamá enferma y demás me pareció demasiado trillada... predecible...”

“El preso soñó que estaba preso”. Este fue el único final posible para mi día extraño. Soñé que te perdía, no sé, no recuerdo, nada más sé que todo estaba oscuro, pero te ibas y lloraba. Lloraba y no paraba de llorar. Seás quien seás, seguramente esperaba encontrarte en mi cama, o algo similar, porque aunque ya me había despertado, nada más no pude parar de llorar.