Sábado. 1994. Casi las 7. Centro Colón.
Mi primera película de tanda de 7, como los grandes. El Rey León. Con sweater, gorro, medias, y todas esas cosas para que la chiquita no se muera por salir de noche a los 4 años...
La sala ya estaba llena. Vestidita y alborotada, otra vez para la casa.
Unos cuantos fines de semana más adelante, vi la película. Pocos recuerdos, guardo, la verdad. Nada más recuerdo que seguía siendo todo un hito y que las salas seguían muy llenas. Estábamos sentados en una de las primeras filas, y todo el mundo lloraba y lloraba cuando Mufasa se moría. Yo la verdad no entendía por qué...
La película me gustó muchísimo... Y también me encantó salir de noche...
Sábado. 2003. En la tarde. En mi casa.
Ya han pasado 9 años desde que se estrenó la película y acabo de comprar la edición especial en DVD. Soy una muchacha de 14 años, hecha y derecha.
Llego con toda la ilusión a ver la película que no veía desde hace tanto, aproximadamente 4 años. Llegamos a la parte en la que se muere Mufasa y soy yo la que llora y llora y llora...
Esa vez, la película tuvo miles de significados... Y cada parte fue como si no la hubiera visto antes... Y algo me dice que no fue nada más por el Dolby, jaja...
Y seguro Oscar me va a volver a molestar por mi fascinación con Disney... pero hoy la volví a ver y fue otra vez como si nunca antes la hubiera visto... porque cambian las escenas graciosas, las escenas con las que uno se idenifica, las que le duelen, las que quiere...
Y claro que no es la película la que ha cambiado... Y eso es lo más maravilloso del asunto.
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