Lo que recuerdo no es claro para nada. De hecho recuerdo el sol y recuerdo el puente, pero todo es demasiado iluminado, y todo va siendo lento hasta que llega la parte en la que no sé qué fue lo que pasó, y ahí todo se precipita y se nubla y luego nada más sé que terminamos frente al cementerio.
Yo iba sacando el molinete por la ventana. Era nuevo, y no era un molinete común. Eran como ocho molinetes unidos, con papel de colores (metálico, brillante, más fuerte), en un círculo anaranjado con uno en el centro, y cada uno lo sostenía una florcita amarilla. Era la maravilla hecha molinete.
El viento era fortísimo. Me dijo que lo metiera para que no se me cayera (tenía una larga trayectoria de perder cosas queridas por la ventana del carro), pero le dije que ahí no había viento, que no podía jugar con él.
Hasta aquí todos los recuerdos son como difuminados en tonos de amarillo, con muchísimo brillo y muchísimo contraste.
Todavía lento recuerdo que se inclinó para abrir la aletilla junto a la ventana, y luego todo fue más rápido de la cuenta. El carro pasó por un bache de la calle. Estábamos entrando al puente y raspamos por la barrera. Inmediatamente intentó virar para el otro lado, y chocamos con la barrera del otro lado. Maniobró hacia la derecha hasta que pudimos salir del puente, quedamos frente al cementerio. Literalmente.
A los 25 metros por el otro carril venía un carro. De no haber sido por esos segundos de diferencia nos habrían chocado -en el mejor de los casos-de lado, de mi lado. Si no, habríamos chocado de frente y posiblemente nos hubiéramos matado los dos.
Estábamos en medio de la nada, con la única referencia de estar por las vecindades del cementerio. Ninguna casa, ninguna persona. Sólo el carro, que paró del otro lado y cruzaron dos hombres. Nos ayudaron a cambiar la llanta. La llanta se había despedazado como si la hubieran abierto con cuchillo. El aro estaba doblado completamente.
Yo llamaba desesperada a todos los teléfonos y todos estaban apagados. Ya todos los demás nos habían pasado hace por lo menos media hora; éramos los últimos del grupo.
Hoy, revisando el garaje, me encontré el molinete. Ya le falta uno de los molinitos, y está desteñido... Ese día perfectamente habría muerto... Uno de los "breaks" de Josefina...
Nunca he podido dejar de sentirme culpable...
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1 comentarios:
:(
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