Lo que nos hace el teatro...

Un muchacho respetable, de buen ver, en menos de cinco minutos se ve convertido en nada más y nada menos que una mujer... ¡Y qué mujerón! Toda la evidencia a contiuación, jaja... Ojo el piernón y la maestría en el saludo... Hmmm... ¡Te queremos, Adriancito!

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